Dieta blanda: todas las claves de este régimen alimentario

Régimen alimentario
Una dieta blanda suele asociarse con comida de hospital poco apetecible, pero lo cierto es que se trata de una idea bastante anticuada.
Cuando se lleva a cabo adecuadamente, este tipo de régimen alimentario no sólo ayuda al organismo en caso de enfermedades agudas o crónicas del tracto gastrointestinal, sino también en relación con intolerancias alimentarias. E incluso si se goza de buena salud, unos días de régimen son un alivio para el aparato digestivo.
Aquí te contamos qué se entiende por dieta blanda, en qué enfermedades puede ayudar y cómo debe introducirse.
¿Qué es una dieta blanda?
Una dieta blanda consiste en un régimen alimentario que incluye alimentos especialmente suaves y fáciles de digerir, prestando también especial atención a la forma de preparación.
¿Cuál es el efecto de una dieta blanda?
- Alivio integral y holístico del sistema digestivo
- Alivio de las molestias existentes en el tracto gastrointestinal
- Mejora del estado de salud
¿Para qué síntomas y enfermedades se utiliza una dieta blanda?
En caso de enfermedades agudas o crónicas, una dieta blanda puede aliviar toda una serie de síntomas, por lo que es especialmente popular.
Los alimentos «blandos» contribuyen con la mejora de:
- Diarrea o estreñimiento
- Ardor de estómago
- Náuseas y vómitos
- Hinchazón y flatulencia
- Dolor abdominal y calambres
Enfermedades para las que se suele utilizar régimen alimentario de dieta blanda:
- Infecciones gastrointestinales
- Intolerancias alimentarias
- Enfermedades intestinales inflamatorias crónicas como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa
- Úlceras de estómago
- Intoxicaciones alimentarias
- Inflamación de la mucosa gástrica
- Reflujo
- Enfermedades del hígado, la vesícula biliar o el páncreas
- Síndrome del intestino irritable
Introducción gradual: la mejor opción
Una dieta blanda sigue las directrices de la Sociedad Española de Nutrición (SNE). Según estas directrices, una dieta blanda es una dieta sana y equilibrada que consiste en una proporción adecuada de hidratos de carbono, grasas y proteínas.
Alrededor del 50-55 % de los alimentos consumidos deben ser hidratos de carbono, el 30 % debe consistir en grasas y el 15-20 % restante en proteínas.
Al introducir una dieta blanda, lo mejor es proceder paso a paso.
La división de la dieta en tres etapas ha dado buenos resultados:
1ª etapa
La primera etapa del cambio a una dieta blanda a base de alimentos se produce durante un periodo no superior a 1 ó 2 días, durante los que el cuerpo recibe abundante líquido en forma de té y agua sin gas. Los tés de hierbas o de frutas suaves son especialmente adecuados en este caso.
Si el cambio de dieta viene precedido de una enfermedad aguda con diarrea y vómitos, puede añadirse dextrosa y/o sal en pequeñas cantidades (4 gramos de dextrosa/una pizca de sal) para evitar la deshidratación. Durante esta primera fase de la dieta blanda, debe ingerirse la menor cantidad posible de alimentos sólidos.
Para saciar el hambre pueden tomarse plátanos, biscotes o gachas (a base de copos de avena y agua).
2ª etapa
Además de hidratos de carbono de fácil digestión (patatas, arroz, algunas verduras), se ingieren algunas proteínas. Las grasas se dejan de lado en la medida de lo posible.
Los alimentos adecuados en esta segunda fase de la dieta ligera son el puré de patatas, la pasta, las sopas a base de verduras ligeras (¡sin grasa!), las gachas a base de leche desnatada y el puré ligero de fruta o la fruta en compota. Esta fase también dura sólo unos días: no es en absoluto adecuada como una dieta.
3ª etapa
En esta última fase, se vuelven a utilizar alimentos que contienen fibra (cereales triturados, por ejemplo), se aumenta el contenido de proteínas y también se introducen las grasas.
Huevos cocidos, leche y productos lácteos (bajos en grasa), pescado cocido/carne cocida o jamón bajo en grasa forman ahora parte del menú. Los purés de verduras también pueden volver a tener un poco de nata. También se pueden consumir productos de pan o bollería baja en grasas.
Consejos de preparación
- Los alimentos deben cocinarse al vapor, guisados, hervidos o a la plancha: nada de empanados ni fritos.
- La forma de preparar los alimentos es un factor clave en las dietas blandas. Las verduras crudas y algunos tipos de fruta cruda sobrecargan el sistema gastrointestinal. Por lo tanto, es aconsejable hervir, cocer al vapor o hacer puré de verduras (sopas), así como utilizar fruta en forma de puré o compota.
- Trocear: si los alimentos se trocean cuidadosamente de antemano (esto incluye también masticarlos durante mucho tiempo), se ahorra mucho trabajo al sistema digestivo. Esto alivia considerablemente el tracto gastrointestinal.
- Más es mejor: es mejor comer varias raciones a lo largo del día y no comer demasiado Se recomiendan seis comidas más pequeñas. También hay que beber mucho líquido en forma de té y agua. Esto tiene un efecto positivo inmediato en la digestión.
- Condimentos suaves: sólo se deben utilizar hierbas suaves (y a ser posible frescas) para condimentar. El hinojo, la manzanilla, la alcaravea, el cilantro y el anís han demostrado su eficacia. Se deben evitar las especias picantes como el ajo, la pimienta o el chile.
Alimentos adecuados para una dieta blanda
- Bebidas: agua sin gas, infusiones (hinojo, alcaravea, anís, ortiga, manzanilla, arándanos…), café de grano, purés diluidos de verduras y zumos diluidos de frutas
- Leche/productos lácteos: leche y productos lácteos bajos en grasa; quesos suaves (queso fresco, requesón), algunos quesos de molde o blandos también suelen contener menos grasa
- Cereales: tostadas integrales, biscotes, pan crujiente, pan blanco, pan un poco más viejo, copos de cereales
- Guarniciones: patatas (puré, albóndigas, patatas de bolsa), arroz, pasta, sémola
- Verduras y hortalizas: patatas, brécol, guisantes, ensalada verde, hinojo, zanahorias, colinabo, calabaza, calabacines, tomates
- Frutas: manzana, plátano, pera, bayas, melón
- Pescado/carne/huevos: carne magra (músculo) de vacuno, ternera, ave o ternera; salchichas de ave, jamón cocido, carne en conserva, pescado magro, marisco y crustáceos, huevos blandos, revueltos bajos en grasa
- Untables/dulces: mermelada, gelatina de fruta, miel, chips de plátano, barritas de fruta, gelatina de fruta
- Pasteles/galletas: bizcocho bajo en grasas, bizcocho, tarta de queso, bizcocho ligero de levadura, tarta de frutas, merengue, galletas de mantequilla
Duración de una dieta blanda
Siempre es aconsejable consultar a un médico o nutricionista sobre la duración de una dieta blanda. Muchas personas siguen una dieta blanda hasta que remiten los síntomas. Esto puede durar desde unos días hasta 2-3 semanas.
En el caso de enfermedades crónicas, principalmente las enfermedades intestinales inflamatorias crónicas, las variaciones de la dieta blanda también pueden ser una solución permanente durante años.
Como la dieta blanda moderna es muy sana y equilibrada, aporta todos los nutrientes y vitaminas importantes. A pesar de ello, esta dieta siempre debe recibir supervisión médica.