Intolerancia a la fructosa
Por desgracia, la intolerancia a ciertos alimentos es un fenómeno muy extendido y cada vez más frecuente en nuestra sociedad.
La detección precoz y los ajustes adecuados del estilo de vida suelen ser esenciales para garantizar una relativa ausencia de síntomas y contrarrestar los daños a largo plazo.
A continuación, te presentamos toda la información que debes conocer sobre la intolerancia a la fructosa, como una de las diversas intolerancias alimentarias.
Intolerancia a la fructosa: un concepto no tan simple
El término «intolerancia a la fructosa» suele utilizarse de forma bastante universal en la vida cotidiana. La gente suele utilizarlo para describir una intolerancia a la fructosa de diversos grados.
Sin embargo, desde un punto de vista técnico, hay que hacer una distinción. Desde el punto de vista médico, se distinguen dos formas diferentes:
- Intolerancia hereditaria a la fructosa (forma muy rara)
- Malabsorción intestinal de la fructosa (forma más común)
Intolerancia hereditaria a la fructosa
Esta forma de intolerancia a la fructosa es estadísticamente rara y se caracteriza por un trastorno hereditario del metabolismo de la fructosa.
Una mutación en el gen ALDOB altera el metabolismo de la fructosa en el hígado. Falta una enzima (adolasa B) necesaria para la descomposición y degradación de la fructosa. Como consecuencia, las moléculas de fructosa se acumulan en el hígado y las células hepáticas se destruyen.
Síntomas
Las consecuencias son síntomas devastadores y extremadamente peligrosos para la salud:
- Hipoglucemia
- Náuseas, vómitos, dolor abdominal, calambres, diarrea
- Temblores, palidez, sudoración
- Apatía
- Convulsiones
- Daños hepáticos y renales (en el peor de los casos: fallo orgánico)
Se producen de forma aguda tras la ingesta de fructosa, es decir, a más tardar después del destete (la leche materna no contiene fructosa).
La prueba habitual de la fructosa no debe utilizarse para el diagnóstico, ya que de lo contrario existe el riesgo de que se produzcan afecciones potencialmente mortales. Si se sospecha, el procedimiento es una biopsia (en el hígado, los riñones o el intestino delgado) para determinar el defecto enzimático. También es posible realizar una prueba genética.
Si los abuelos o los padres también comían pocas verduras o frutas o si alguna de estas personas no las toleraba bien, existe la posibilidad de que esta enfermedad esté presente.
La aversión a los dulces, la fruta y ciertas verduras es especialmente notable en los primeros años de vida, mientras que los adolescentes y los adultos suelen tener dientes sin caries.
Malabsorción intestinal de la fructosa
La malabsorción de fructosa es un trastorno en el que la absorción de fructosa en el organismo es insuficiente. Coloquialmente, la «malabsorción» también se denomina «intolerancia», aunque técnicamente no es correcto.
Debido a un trastorno del transportador GLUT-5, la fructosa no se absorbe correctamente en el intestino delgado.
Llega a secciones más profundas del intestino, donde es descompuesta por las bacterias. Esto produce hidrógeno, dióxido de carbono y ácidos grasos de cadena corta. Este es el caso de muchas personas en nuestra parte del mundo (alrededor de un tercio), pero no todos los organismos reaccionan con síntomas. Sin embargo, si lo hace, es bastante desagradable para los afectados.
Síntomas
Síntomas de malabsorción intestinal de fructosa:
- Flatulencia
- Calambres y dolor en el abdomen
- Náuseas
- Heces blandas o diarrea con mezcla de mucosidad (¡sin sangre!), deposiciones repentinas
- Estreñimiento
- Ruidos intestinales claramente audibles
- Dolor de cabeza
- Acidez de estómago
- Estado de ánimo depresivo y cambios de humor
- Deficiencia de ácido fólico
- Mayor susceptibilidad a las infecciones (debido a la deficiencia de zinc)
Prueba de intolerancia a la fructosa
Existe una prueba especial para determinar la malabsorción intestinal de fructosa: la prueba de aliento H2 (prueba de aliento de hidrógeno). También proporciona información sobre la intolerancia a la lactosa.
El principio de esta prueba es sencillo y está relacionado con el hecho de que, por lo general, en el intestino grueso no se producen grandes cantidades de gases de hidrógeno. Sin embargo, si una cantidad desproporcionada de fructosa entra en el intestino grueso debido a una intolerancia, las bacterias la descomponen y se produce una gran cantidad de hidrógeno.
Para que la prueba proporcione realmente resultados significativos, son necesarias algunas medidas de comportamiento:
- No se debe consumir ningún alimento 12 horas antes de la prueba y sólo se debe beber agua del grifo
- Del mismo modo, no se debe beber alcohol ni fumar 12 horas antes de la prueba, ya que en este caso se exhala más monóxido de carbono, lo que podría afectar al aparato de medición
- Si se toman antibióticos o se realiza una colonoscopia hasta cuatro semanas antes de la prueba, no es posible obtener un resultado fiable
- En la mañana de la prueba, los dientes sólo deben cepillarse con agua y sin dentífrico
- Debe esperar entre 2 y 4 horas para la prueba
- No se debe aumentar la actividad física inmediatamente antes y durante la prueba
En cuanto se diagnostica la malabsorción de fructosa, surgen muchas preguntas, como si se puede curar o si la medicación es eficaz. También se desean prescripciones adecuadas, ya que el diagnóstico implica automáticamente un cambio en los hábitos alimentarios.
Curabilidad de la intolerancia a la fructosa
Hay división de opiniones sobre la cuestión de la curabilidad de una malabsorción de fructosa adquirida a lo largo de la vida.
Por un lado, se supone que una persona puede enfrentarse a la enfermedad durante el resto de su vida, aunque no experimente síntomas.
Por otro lado, una combinación de reconstrucción de la mucosa intestinal (se considera que el daño a ésta debido a antibióticos y/o infecciones por virus, bacterias u hongos es el desencadenante de la intolerancia a la fructosa adquirida) y la consiguiente evitación de la fructosa pueden aumentar la tolerancia hasta un nivel aceptable a largo plazo.
De esta manera, es posible que algunos afectados puedan llegar a absorber correctamente la fructosa. Así, en sentido amplio, podemos decir que sí, es posible curarse.
Tratamiento farmacológico con comprimidos
Actualmente existe una cura para la malabsorción de fructosa, en concreto, se trata de un medicamento de base enzimática. Los comprimidos que contienen la enzima xilosa isomerasa pueden tomarse antes de las comidas. Ésta convierte la fructosa en glucosa en el intestino delgado.
Los críticos discrepan del uso de la terapia farmacológica porque se pueden conseguir mejores resultados (y más suaves) con un simple cambio de dieta. Además, tomar la medicación crea la engañosa sensación de poder consumir fructosa a voluntad, aunque en honrosas excepciones como las vacaciones o alguna que otra salida, esto no supone ningún problema[3].
Azúcar, sustitutos del azúcar y edulcorantes en los alimentos
Cuando se menciona el azúcar en la lista de ingredientes de un alimento, se hace referencia al azúcar convencional (sacarosa), que se compone de un 50 % de fructosa y un 50 % de glucosa. En la información nutricional, el azúcar hace referencia a todos los monosacáridos y disacáridos, incluidas la fructosa y la lactosa.
Si el envase lleva la etiqueta «sin azúcar», significa que no contiene azúcar convencional. Sin embargo, puede contener otros azúcares como la fructosa.
Aunque el envase diga «sin fructosa», sí que puede contener azúcar convencional.
Como no es necesario mencionar explícitamente la fructosa, basta con estudiar los ingredientes. Por ejemplo, el sirope de ágave presenta un alto contenido en fructosa.
La siguiente tabla ofrece una visión general de los azúcares, sustitutos del azúcar y edulcorantes que contienen los alimentos y su tolerabilidad:
Denominación | Tolerancia | Observaciones |
---|---|---|
Sirope de agave | ✕ | Se compone principalmente de fructosa y glucosa, con un claro predominio de la fructosa. |
Sirope de arce | ✕ | Contiene principalmente sacarosa y fructosa |
Aspartamo | ✓ | Utilizar con moderación y evitar durante la fase de abstinencia |
Jarabe de espelta | ✓ | Contiene principalmente glucosa y maltosa |
Fructosa | ✕ | Depende de la tolerancia de cada organismo |
Glucosa | ✓ | Alta tolerancia también durante la fase de abstinencia |
Miel | ✕ | Independientemente de la flor |
Lactosa (azúcar presente naturalmente en la leche) | ✓ | Debe evitarse en caso de intolerancia simultánea a la lactosa |
Maltitol | ✕ | Difícil de digerir. Provoca notables molestias gastrointestinales. |
Maltosa (azúcar de malta) / maltodextrina | ✓ | Consiste en moléculas de glucosa |
Sirope de arroz | ✓ | Uso moderado |
Sacarina | ✓ | Utilizar con moderación y evitar durante la fase de abstinencia |
Sacarosa, azúcar de mesa | ✕|✓ | Dependiendo de la tolerancia de cada organismo, no debe evitarse estrictamente |
Sorbitol | ✕ | Estructura similar a la fructosa |
Estevia | ✓ | Cuidado al mezclar con sustancias inadecuadas como sorbitol o maltitol |
Xilitol | ✕|✓ | Dependiendo de la tolerancia de cada organismo, evitar también durante la fase de abstinencia |
Jarabe de glucosa/jarabe de glucosa-fructosa/jarabe de fructosa-glucosa | ✕|✓ | Tolerable si contiene más glucosa que fructosa o si contiene menos del 5 % de fructosa anhidra |
Una gran clave: la dieta adecuada
Inmediatamente después de realizar el diagnóstico, parece sensata una fase de ayuno. Los alimentos que contienen fructosa deben evitarse por completo durante un periodo de 2 a 4 semanas.
Los síntomas suelen mejorar con relativa rapidez. Al mismo tiempo, es aconsejable reconstruir la mucosa intestinal, probablemente afectada, con ayuda de probióticos.
Tras la fase de abstinencia, se añaden lentamente a la dieta alimentos que contengan fructosa. De este modo, se determina el umbral de tolerancia personal, que determinará en gran medida un cambio permanente de la dieta.
Llevar un diario de alimentos suele ser la solución y aporta claridad.
Nota: Deben evitarse los alimentos con alto contenido en fructosa, pero es importante comprobar y registrar la intolerancia individual. Lo mismo ocurre con el sorbitol (sustituto del azúcar, E420; también bloquea el transportador de fructosa GLUT-5), que se añade a la mayoría de los productos para diabéticos.
La fruta sólo debe consumirse en cantidades adecuadas y no con el estómago vacío. También puede utilizarse dextrosa. Favorece la absorción de la fructosa desde el intestino al torrente sanguíneo.
Sin embargo, se recomienda precaución con el uso excesivo, ya que los niveles de azúcar en sangre pueden verse afectados.
En resumen:
- todos los dulces como el chocolate con leche, los caramelos o los helados tienen un alto contenido en fructosa
- casi todas las frutas y variedades de frutas y los zumos, limonadas o mermeladas elaborados con ellas contienen mucha fructosa
- Las verduras suelen tener un contenido relativamente bajo en fructosa; en caso de sensibilidad alta a la fructosa, sólo pueden consumirse cantidades pequeñas o muy pequeñas
- el ketchup de tomate, los frutos secos, el chocolate, los licores, las cremas de turrón de frutos secos y los vinos son especialmente ricos en fructosa
Lista de alimentos
La siguiente tabla es sólo una selección de los tipos de fruta y verdura que pueden no tolerarse. La tolerancia es individual y depende de la cantidad y del método de preparación.
Tipos de fruta que deben evitarse | Verduras que deben evitarse |
Manzanas | Tomates |
Peras | Berenjenas |
Cerezas | Ajos |
Ciruelas | Puerros |
Membrillos | Cebollas |
Dátiles | Colirrábanos |
Higos | Pimientos |
Melón | Maíz dulce |
Uvas | Lentejas |
Pasas sultanas | Col (flatulenta) |
¡El alcohol también debe consumirse con precaución! El aguardiente claro o el vino seco/vino espumoso se toleran mejor que la cerveza, los cócteles de frutas o el vino de vendimia tardía.
Nota: Si la intolerancia a la fructosa es tan grave que incluso las verduras provocan síntomas, puede ser necesario complementar la dieta con preparados multivitamínicos.
Descubriendo las intolerancias: una historia personal
Nunca imaginé que mi dieta tendría un impacto tan significativo en mi vida. Durante mi infancia y adolescencia, podía disfrutar de cualquier alimento en cualquier momento sin preocuparme por mi peso. Mi cuerpo lo toleraba todo, y no experimentaba aumento alguno de peso.
Sin embargo, con el tiempo, esa libertad alimentaria se desvaneció. La incapacidad de tolerar ciertos alimentos me llevó a aprender a cocinar y a crear platos saludables diarios para mí. A continuación, compartiré mi historia:
El despertar de las intolerancias: un día para el recuerdo
Todo comenzó cuando tenía apenas 16 años. Recuerdo claramente el día: era verano, el sol brillaba, mi novio y yo estábamos en su coche, disfrutando de música. De repente, mi estómago protestó, me sentí mal y tuve que correr al baño. Ese día quedó arruinado.
Pronto, vi un anuncio de pastillas de lactasa en la televisión y reconocí los síntomas descritos. Los médicos confirmaron mi intolerancia a la lactosa y malabsorción de fructosa, agravada por un tratamiento previo contra una micosis intestinal. En retrospectiva, comprendo que este fue el detonante, exacerbado por la falta de restauración de mi flora intestinal.
Ten siempre en cuenta la salud de tu flora intestinal al tratar infecciones, utilizar tratamientos antifúngicos o antibióticos. Consulta a un médico para el cuidado y reconstrucción de tu flora intestinal para evitar problemas futuros.
Adaptándome a las limitaciones: desafíos y soluciones
En ese momento, las intolerancias no eran tan conocidas, y las alternativas eran escasas. Tuve que adaptarme como pude, aunque las molestias persistían. Un día, mi cuerpo me obligó a revisar mi dieta: ya no toleraba nada y perdí peso rápidamente. ¿Cómo abordar la situación?
Comencé con una dieta ligera, blanda: caldos, sopas, pan blanco y pasta con poca salsa. Sin embargo, mi cuerpo rechazaba estos alimentos. Las diarreas frecuentes y la pérdida de nutrientes afectaron mi resistencia física y mental.
Afortunadamente, encontré a una dietista en una clínica gastrointestinal que me dio un consejo crucial: llevar un diario de alimentos. También me recomendó seguir una dieta sin gluten temporalmente. Aunque adaptarme a hornear sin gluten fue desafiante, el cambio mejoró mis síntomas.
Desentrañando causas ocultas: el rol del azúcar y más
Más tarde, descubrí otro culpable gracias al diario alimentario: ¡el azúcar! Evitarlo eliminó las diarreas constantes. Análisis de mi flora intestinal revelaron un desequilibrio bacteriano y un marcador de inflamación alto: el síndrome del intestino permeable.
Como te comentaba, lleva un diario de alimentos; aunque puede parecer tedioso, proporciona una visión clara de tu ingesta alimentaria y ofrece nuevas pistas.
El camino hacia la recuperación: aprendizajes y cambios de vida
Gracias a estas medidas, mi salud mejoró. Lentamente reintroduje el gluten, evitando productos de trigo por contener fructanos, desencadenantes para el síndrome del intestino irritable. Cambié mi forma de comprar, optando por alimentos naturales y leyendo cuidadosamente las etiquetas.
Aunque adaptar mi dieta fue agotador y enfrenté preguntas incómodas, recuperé el control de mi vida. Mis intolerancias son ahora tan sensibles que sé qué alimentos puedo tolerar. Mi experiencia puede ser solo una entre muchas, pero espero que sirva como reflexión para aquellos que enfrentan desafíos similares.
Preguntas frecuentes sobre la intolerancia a la fructosa:
- ¿Qué puedo comer si padezco malabsorción de fructosa? En la tabla de la fructosa hemos enumerado 100 alimentos que contienen fructosa. La proporción entre fructosa y glucosa es una guía para la tolerancia.
- ¿Qué fruta puedo comer? Hay algunos tipos de fruta que tienen una relación equilibrada entre fructosa y glucosa y pueden tolerarse mejor. Entre ellas están los plátanos, los limones y las mandarinas. La glucosa favorece el transporte de la fructosa en el intestino.
- ¿Qué pan puedo comer? El pan debe ser sin azúcar e integral. En las tiendas de descuento hay algunos productos de pan envasado sin azúcar, incluidas las tostadas. Infórmate en tu la panadería de tu zona, ya que cada intolerancia depende totalmente de cada organismo.
- ¿Con qué rapidez aparecen los síntomas? El tiempo de reacción varía de una persona a otra. Los síntomas pueden aparecer al cabo de una hora, pero también al cabo de 24 horas y hasta 72 horas después del consumo. Por regla general, los síntomas aparecen pocas horas después del consumo.
Todos los artículos sobre la intolerancia a la fructosa:
- 100 alimentos altos y bajos en fructosa
- Dieta baja en fructosa: los mejores consejos
- Intolerancia a la fructosa: azúcares y edulcorantes
- Fase de abstinencia por intolerancia a la fructosa
- Xilitol, eritritol y compañía, ¿realmente son sustitutos del azúcar?
- Diario de alimentos y síntomas
Referencias:
- [1] = Wendel U.: Intolerancia hereditaria a la fructosa (HFI). En: Errores innatos del metabolismo en adultos (2014), recuperado el: 18.03.2018
- [2] = Andreas Gerig: Intolerancia hereditaria a la fructosa – Tesis Matura (07.2003), recuperado el 11.10.2018
- [3] = nmi portal: Nutrición adecuada para la intolerancia a la fructosa (01.06.2017), recuperado el 18.03.2018