Dieta baja en sacarosa: todo lo que debes saber

Dieta para la intolerancia a la sacarosa
Las intolerancias alimentarias desencadenan una serie de síntomas desagradables en las personas afectadas. A menudo, pasa bastante tiempo hasta que se sospecha que existe una conexión entre el consumo de determinados productos y diversos síntomas y finalmente se realiza un diagnóstico.
Es comprensible que el diagnóstico de intolerancia a la sacarosa (intolerancia al azúcar de mesa) pueda resultar abrumador al principio. Sin embargo, es esencial aceptar el cuadro clínico, recibir apoyo profesional competente e iniciar el tratamiento necesario.
Al igual que ocurre con otras intolerancias, los síntomas desagradables de la intolerancia a la sacarosa sólo pueden contenerse mediante un cambio estricto de la dieta. En este contexto, por supuesto no sólo es necesario saber qué productos contienen sacarosa, sino también contrarrestar cualquier carencia de nutrientes que pueda resultar de la dieta. Por lo tanto, es esencial seguir una dieta sana, equilibrada y equilibradora.
Intolerancia a la sacarosa: qué significa
La intolerancia a la sacarosa, también conocida como malabsorción de sacarosa-isomaltosa se presenta de dos formas diferentes.
La forma primaria existe desde el nacimiento debido a un defecto enzimático genético y es extremadamente rara. Cuando se habla de intolerancia a la sacarosa (o intolerancia al azúcar), se suele hacer referencia a la forma secundaria, que es mucho más frecuente.
Intolerancia secundaria a la sacarosa: definición, síntomas y diagnóstico
La intolerancia secundaria a la sacarosa está causada por la falta de determinadas enzimas en el intestino delgado como consecuencia de una enfermedad intestinal como la enfermedad de Crohn o diversas intolerancias (por ejemplo, la celiaquía). Según las investigaciones actuales, cabe suponer que la enzima sacarasa o sacarasa-isomaltasa (también conocida como sacarasa-isomaltasa) funciona de forma inadecuada.
En consecuencia, el azúcar de mesa (sacarosa) o el azúcar de malta (maltosa) no pueden descomponerse correctamente. En parte sin digerir, entran en el intestino grueso, donde se descomponen principalmente en dióxido de carbono y agua. La consecuencia inmediata son unos efectos secundarios desagradables. El alcance de los síntomas varía en función de la gravedad de la restricción de la actividad de las enzimas.
En los lactantes (prematuros), la intolerancia secundaria a la sacarosa puede aparecer durante cierto tiempo y luego desaparecer de nuevo. Esto se debe a que el intestino pasa por ciertas etapas de maduración.
Signos de intolerancia al azúcar
- Dolor abdominal, calambres, flatulencia,
- Náuseas y vómitos
- Diarrea, a veces también estreñimiento
- Cansancio, dolores de cabeza, mareos, fatiga
- Carencias de nutrientes/síntomas de deficiencia
- Retraso del crecimiento y del desarrollo (en bebés y niños)
Diagnóstico de la intolerancia a la sacarosa
No es tan fácil diagnosticar una intolerancia secundaria a la sacarosa. A diferencia de la intolerancia a la lactosa o a la fructosa, por ejemplo, la prueba de aliento H2 no proporciona un diagnóstico fiable.
Nota: Si sospecha que existe una intolerancia al azúcar y los síntomas mejoran repentinamente con una dieta adecuada o vuelven a agravarse cuando se vuelve a administrar sacarosa al organismo, es un claro indicio de que existe una intolerancia a la sacarosa.
Sin embargo, esta intolerancia sólo puede diagnosticarse sin lugar a dudas con la ayuda de una biopsia del intestino delgado. En ella se analiza la actividad de la enzima desdobladora del azúcar en el intestino.
Dieta para la intolerancia a la sacarosa: lo menos azucarada posible
El tratamiento de la intolerancia a la sacarosa consiste siempre en evitar o reducir el consumo de sacarosa. Este disacárido (glucosa y fructosa) es más conocido como azúcar de mesa (también conocido como azúcar de caña o azúcar granulado).
Lo mejor es cambiar la dieta con apoyo terapéutico. Averiguar dónde se encuentra el azúcar que hay que evitar no es tarea fácil. Al fin y al cabo, se encuentra en toda una serie de alimentos frescos y productos precocinados. El motivo es, sin duda, la producción industrial de azúcar de mesa (a partir de la remolacha azucarera), que ha alcanzado proporciones inimaginables.
Los afectados también deben recibir información exhaustiva sobre qué alternativas al azúcar pueden utilizar y cómo pueden evitar cualquier deficiencia nutricional inminente.
El tratamiento de la intolerancia a la sacarosa se basa en dos pilares:
- Fase de exclusión: debe evitarse en la medida de lo posible el consumo de azúcar de mesa durante varias semanas; esto no sólo permite que el intestino se recupere, sino que también hace posible el segundo paso
- Explorar los límites de tolerancia: Reintroducir lenta y gradualmente los alimentos que contienen sacarosa; de este modo, se puede determinar la tolerancia individual y, en última instancia, ajustar la dieta a largo plazo
Intolerancia al azúcar y dieta: alimentos que contienen sacarosa
Para el transcurso de la fase de abstinencia y la determinación de los límites de tolerancia individuales, es esencial saber qué términos se utilizan para describir el azúcar de mesa y qué alimentos lo contienen.
Tenga cuidado con estos términos que aparecen en los envases
- Azúcar de malta
- Melaza
- Azúcar (azúcar de caña, azúcar de remolacha, azúcar glas, azúcar moreno, azúcar cande, etc.)
- Azúcares
- Maltodextrinas
- Azúcar invertido/sirope
- Sirope de arce, de agave, de remolacha o de glucosa
- Isomaltosa (edulcorante)
Los siguientes alimentos contienen sacarosa casi con toda seguridad
- Azúcar de caña
- Dulces y diversos cereales de desayuno
- Pasteles y bollería, incluido el pan de centeno
- Muchos tipos de fruta, como la piña, el plátano, el mango o las mandarinas
- Algunas verduras (zanahorias, remolacha, guisantes, etc.)
- Varios quesos, preparados de queso y frutos secos
- Muchos platos precocinados
- Embutidos
- Refrescos
Intolerancia a la sacarosa: alternativas al azúcar de mesa
La cantidad de sacarosa tolerada varía de una persona a otra. Algunas personas pueden tolerar bastante azúcar de mesa, mientras que otras muestran síntomas pronunciados incluso después de consumir pequeñas cantidades.
En general, es aconsejable utilizar alternativas al azúcar de mesa. Si es intolerante a la sacarosa, su dieta puede basarse en los siguientes tipos de azúcar:
- Glucosa (dextrosa)
- Fructosa (azúcar de la fruta)
- Lactosa (azúcar de la leche)
Dieta equilibrada para la intolerancia a la sacarosa: Estos alimentos contienen poca o ninguna sacarosa
- Leche de vaca
- Huevo
- Muchas verduras (tomates, pepinos, lechuga, col, espinacas, brécol, rábanos, pimientos, apio, aguacate…) y especias (pimienta, clavo, albahaca, ajedrea, laurel…)
- Algunos tipos de fruta (papaya, moras, arándanos, uvas, cerezas, kiwi, frambuesas)
- Algunos quesos (parmesano, cheddar)
- Pescado/marisco (lenguado, langosta, almejas, vieiras, ostras, etc.)
- Arroz, patatas
- Cerveza, vino espumoso seco, licor de huevo
- Agua, café solo, café expreso, té sin azúcar añadido, zumo de uva sin azúcar añadido, algunos zumos de verduras
Intolerancia a la sacarosa y nutrientes: ¿Qué hay que tener en cuenta?
El problema fundamental de la intolerancia a la sacarosa es sin duda el hecho de que el azúcar de mesa se encuentra en muchos alimentos.
La sacarosa no sólo actúa como un gran potenciador del sabor, sino que también confiere cierto agarre a algunos productos. La posibilidad de producir azúcar de mesa industrialmente, con facilidad y en grandes cantidades, agrava aún más el problema.
Si padece una intolerancia a la sacarosa, no puede evitar que su dieta sea lo más libre de azúcar posible a largo plazo. Esto significa que los alimentos que contienen azúcar de mesa deben incluirse en la dieta con la mayor moderación posible. Como los límites de tolerancia son muy individualizados, es importante averiguar hasta qué punto se tolera la sacarosa. Esto debe reevaluarse de vez en cuando.
Sin embargo, una intolerancia a la sacarosa no es necesariamente una razón para renunciar automáticamente a todo lo dulce. Existen alternativas al azúcar de mesa clásico que pueden integrarse fácilmente en la dieta. Entre ellas están la lactosa, la fructosa y la dextrosa.
La cuestión de los nutrientes es apremiante en cuanto entran en juego las intolerancias alimentarias. En el caso de la intolerancia doméstica al azúcar, se trata en realidad de un punto crucial, ya que algunos alimentos que forman parte de una dieta sana y equilibrada contienen una elevada proporción de sacarosa.
Es el caso, por ejemplo, de muchos tipos de fruta, por lo que siempre hay que vigilar los niveles de vitaminas si se padece una intolerancia a la sacarosa. En caso necesario, las carencias de nutrientes también pueden compensarse temporalmente con complementos alimenticios, pero esto debe consultarse siempre con un especialista.